Reflexiones

Reflexiones sobre mi práctica docente

En lo personal, ser docente me ha dado grandes satisfacciones. Desde muy pequeña mi ilusión era ser docente, sin embargo por situaciones familiares estudié otra carrera.

Trabajé con relación a mi carrera, pero no me sentía plena, pues siempre quise enseñar. Cuando trabajaba para una empresa, me invitaron a impartir clases de inglés en un programa piloto, donde solo acudía a la escuela por una hora diaria, lo tomé como un pasatiempo, ya que me sacaba de mi rutina de trabajo regular.

Por otra parte, necesitaba prepararme para trabajar con los niños, así que tome un curso para ser docente de inglés. Regresé a la Universidad, después de casi 10 años de haber egresado, pero fue muy satisfactorio por el hecho de que me estaban dando herramientas para poder enseñar. A raíz de esto, trabaje cuatro años enseñando a los niños ingles en dicho programa piloto, y una maestra me comento que podía estudiar la nivelación pedagógica y que podía enseñar en secundaria. Por lo tanto, renuncié a mi trabajo en la empresa, y empecé a dar clases en un colegio. Además, ingresé al Centro de Actualización de Maestros (CAM), termine mi nivelación pedagógica y me dieron clases en secundaria.

Por lo tanto, combinaba mi trabajo en el colegio, con niños de primaria con las clases de inglés y matemáticas en la secundaria.

Ser maestra ha sido el trabajo que más he disfrutado. Los alumnos inician el curso escolar y tú les evalúas sus conocimientos que traen, van pasando los días y vas notando su desenvolvimiento y te das cuenta que algo ha quedado en ellos de tu esfuerzo diario. Te das cuenta que ha valido la pena preparar tus clases, buscarle solución a muchas situaciones difíciles con las que te enfrentes al estar formándolos, desvelarte revisando trabajos de los alumnos, etc.

La parte que más me gusta es cuando termina el ciclo escolar y les pido a mis alumnos mi evaluación. Siempre me gusta leer las evaluaciones cuando estoy de vacaciones, porque las disfruto mucho. Esta evaluación que me hacen mis casi 400 alumnos por ciclo escolar, me ha ayudado mucho a mejorar mi práctica docente. Cada año es un ejercicio que me nutre y me da ánimo para seguir enseñando.

Habría que decir también, que mis alumnos me han motivado a seguir preparándome cada día más. Trato de tomar los cursos que se ofertan para mejorar mi práctica docente, y actualmente estoy terminando mi maestría en educación, un proyecto que había pospuesto por mucho tiempo.

Mi trabajo es muy noble, pues más que enseñar matemáticas o ingles a mis alumnos, considero que los voy moldeando, para que sean hombres y mujeres de bien, porque ellos son el futuro de nuestro país. Siempre trato de hablar con ellos sobre la importancia de convivir armónicamente, en un ambiente de respeto y tolerancia.

He aprendido mucho a lo largo de estos 14 años que me he dedicado a la enseñanza, parece que el tiempo no ha pasado. Cada que inicia el ciclo escolar, sobretodo la primer semana, me pongo nerviosa, como si fuera la primera vez que enseñara; pero conforme pasan los días y voy conociendo a los alumnos, sus fortalezas y debilidades, me alegra poder estar ahí para ellos, siendo su guía y apoyándolos en su formación.

Muchas veces me he encontrado personas que me conocen desde hace mucho tiempo; y me preguntan qué porque soy maestra, a lo que simplemente contesto, porque me gusta mucho enseñar; dejar una semilla en los alumnos que estoy segura que aunque no la veré germinar en el corto plazo,  algún día lo hará y cuando eso suceda, mis alumnos me recordaran.

He tenido visitas en mi salón de clases de ex alumnos que van porque quieren saludarme y platicarme que ya terminaron la universidad, o que les va muy bien en inglés y matemáticas en la preparatoria o la universidad. Eso es lo que yo llamo “semilla germinada”.

Resumiendo, ser docente es mi pasión, observar como aprenden mis alumnos me llena de satisfacción y considero que estoy aportando mi granito de arena para vivir en paz y armonía todos los seres humanos.

María Maribel Cisneros Díaz